La educación sexual desata furia en Bélgica y grupos indignados salen a quemar escuelas
Informaciones tergiversadas o falsas, grupos tradicionalistas religiosos (cristianos y musulmanes) y un gobierno dispuesto a que todos los niños reciban la misma educación más allá de las creencias de sus padres son los ingredientes del cóctel que ha llevado a los ataques con fuego a varias escuelas de educación infantil y primaria en la región francófona de Valonia, en Bélgica, en los últimos días.
No hubo víctimas por ahora porque los incendios se producen de noche, pero la polémica arrecia y tanto la Fiscalía como el Ministerio del Interior se toman los ataques en serio.
En Bélgica los niños tenían desde hace diez años dos veces al año dos horas de “Educación para las relaciones, la vida afectiva y sexual” (Evra). Nunca fue muy polémico porque esas cuatro horas al año eran voluntarias y los padres podían negarse a que sus hijos acudieran.
Este año las autoridades educativas francófonas del país (con competencias en la región de Valonia y en Bruselas) decidieron hacer obligatorios los cursos y desataron las iras de asociaciones ultraconservadoras católicas y musulmanas.
Alimentada en las redes sociales por informaciones falsas que contaban mentiras sobre el temario que se explicaba en esas clases a los niños, la polémica fue creciendo hasta que del debate político y mediático se pasó a los ataques con fuego.
Informaciones falsas
Carole Désir, ministra de Educación de la Federación Valonia-Bruselas y responsable del sistema educativo, asegura que quienes critican el programa son radicales y extremistas.
Su jefe político, líder de los socialdemócratas francófonos y una de las figuras políticas más importantes de Bélgica, Paul Magnette, respaldó a Désir y dijo que tras los ataques hay movimientos religiosos radicales y movimientos de extrema derecha. La Fiscalía lo confirma.
Désir dijo que la desinformación ha servido para calentar los ánimos y que el decreto no va de ninguna manera a “fomentar la hipersexualización de los jóvenes” ni a promover una u otro orientación sexual o identidad de género. La ministra contó en televisión que había leído que se iba a enseñar a los niños a masturbarse (es falso) y criticó la campaña de informaciones distorsionadas.
Se cuenta que a los niños se les quiere empujar a considerar positivas las familias de padres homosexuales o lesbianas y negativas las familias tradicionales de padre y madre. En realidad lo que se hace es explicar a los niños que hay otros niños (en un país con el matrimonio homosexual aprobado hace más de 20 años) que tienen dos papás o dos mamás y que eso es normal y no es mejor ni peor.
A los mayores, pre-adolescentes, se intenta formarlos para que entiendan que las relaciones sexuales no son como las que ven en videos porno y para que destierren el machismo. Asociaciones tradicionalistas de varias confesiones entienden que el Estado no debe meterse a explicar nada de esto, que es responsabilidad de los padres.
Tema sensible
Clarín intentó hablar con varios directores de centros educativos y con varios profesores. Muy pocos aceptaron tratar el tema y los que lo hicieron fue exigiendo anonimato porque el asunto es tan sensible que no quieren hablar en público.
Una profesora de Bruselas con más de 20 años de experiencia explica que siempre contaba lo mismo a los niños y que rara vez tenía problemas, que estos empezaron cuando se el programa se oficializó y se hizo obligatorio, porque con esa obligación empezaron a llegar padres que le criticaban que explicara a los niños cosas que nunca había explicado. Algunos padres terminaban por reconocerle que sus hijos no les habían contado nada, que lo habían leído en Facebook.
El director de un establecimiento de primaria de Charleroi contó por teléfono que su centro no ha sido atacado pero que entre algunas familias hay malestar porque creen noticias falsas sobre lo que se explica en la escuela: “Vienen a verme con un mensaje de WhatsApp que no se sabe de dónde sale y que dice que a niños de seis y siete años se les va a explicar a masturbarse. Es falso”.
Cree que quien disemina esas mentiras lo hace para cargarse el programa entero porque lo que rechazan lo ven bien la inmensa mayoría de los padres: “Es gente que rechaza la homosexualidad radicalmente y que no quiere que sus hijos piensen que si un niño tiene dos papás o dos mamás tiene un problema. Ellos le dicen que sí lo tiene”.
Este director dice que después de hablar con los profesores o con la dirección de los centros la mayoría de los padres entienden de qué va el programa, pero que algunos son imposibles de convencer: “Hay una campaña de desinformación muy amplia”. Dice que está más tranquilo desde que esta semana el Ministerio empezó a movilizar más agentes policiales para vigilar los edificios escolares durante la noche.