Un Verstappen imparable escribe una nueva era dorada en la Fórmula 1

Un Verstappen imparable escribe una nueva era dorada en la Fórmula 1

Con el mejor auto de la parrilla, un talento extraordinario al volante, una cabeza competitiva y un hambre de gloria que no se aplacó con sus dos primeros títulos, Max Verstappen está escribiendo una nueva era en la Fórmula 1. El neerlandés, que salvo una catástrofe se coronará en este 2023 campeón por tercera temporada consecutiva, parece no tener rival en pista. Indomable a bordo del RB19 -para algunos, el más dominante de la historia de la categoría reina-, la estrella de Red Bull sale a la pista en cada cita de la temporada para correr contra sí mismo y contra la historia. Y el domingo no fue la excepción: profeta en su tierra, se coronó por tercera vez en el Gran Premio de Países Bajos y volvió a escribir su nombre en la historia grande del Gran Circo.

En un circuito de Zandvoort que fue una verdadera fiesta y que se tiñó de anaranjado para apoyar al ídolo local, Mad Max dominó a su antojo una carrera bastante caótica -marcada por la lluvia, algunos accidentes y una bandera roja que forzó a detener la velocidad durante 45 minutos- y celebró su 11ª victoria del campeonato. Fue, además, la novena consecutiva, lo que le permitió igualar el récord que había establecido hace una década Sebastián Vettel, también con un monoplaza de la escudería austríaca.

Vettel, retirado a fines del año pasado, consiguió esa impresionante marca en la temporada 2013, en la que conquistó su cuarto título (al hilo). Fue entre la 11ª fecha, en Bélgica, y la última, en Brasil. El alemán finalizó la campaña con 13 triunfos y fue durante algún tiempo el piloto con más pruebas ganadas en un mismo campeonato, junto a Michael Schumacher (también 13 en 2004). Hasta el año pasado, cuando Verstappen consiguió 15.

El neerlandés empató ahora esa otra marca histórica del germano, que hasta no hace mucho -incluso en la época dorada de Mercedes y Lewis Hamilton– parecía inalcanzable. Y parece encaminado a romperla el próximo fin de semana, en Monza. Aunque él no quiera apurarse.

«Lo pensaré la semana que viene. Primero voy a disfrutar de este triunfo. Siempre es duro, siempre hay presión para rendir y para ganar. Estoy muy contento de esta victoria, sobre todo porque fue aquí», comentó tras cruzar la meta en primer lugar.

La última vez que Mad Max no se subió a lo más alto del podio fue en el Gran Premio de Azerbaiján, la cuarta cita del calendario, que ganó su compañero Sergio Pérez. Allí fue segundo, la misma posición que había ocupado un par de fechas antes, en Arabia Saudita, la otra prueba en la que se impuso el mexicano. Así, Red Bull se quedó con las 13 carreras ya disputadas, un récord que promete seguir creciendo en el resto del año.

Esa «derrota» en Bakú en manos de Checo fue el punto de partida de la racha impresionante del neerlandés. «Aprendí mucho de esa carrera», comentó el domingo, haciendo un repaso por lo que consiguió desde entonces. «No gané, pero probé muchas cosas y diferentes herramientas en el coche, que después puse en práctica y me ayudaron mucho en las fechas siguientes». 

Verstappen, además, sumó su tercer triunfo en el Zandvoort -donde ya se había impuesto en 2021 y 2022- e igualó la línea del británico Jackie Stewart (1968, 1969 y 1973) y la leyenda austríaca Niki Lauda (1974, 1977 y 1985). Quedó a uno de otro británico, Jim Clark, quien es el máximo ganador histórico con cuatro festejos (1963, 1964, 1965 y 1967).

«Ya tenía la piel de gallina cuando estaban tocando el himno nacional antes del comienzo. Incluso con todo el mal tiempo y la lluvia, los fanáticos seguían a full, así que hubo un ambiente increíble. Además, con el clima, no fue fácil tomar todo el tiempo las decisiones correctas. Estoy increíblemente orgulloso», reconoció el neerlandés, resumiendo lo que vivió en pista en una jornada de locos.

Con la lluvia que aparecía de repente, mojaba mucho la pista y le dejaba lugar luego al sol -una secuencia que se repitió varias veces a lo largo de la tarde-, Verstappen apenas perdió la punta durante diez vueltas, al entrar a boxes en el giro 3 para poner gomas intermedias, luego del primer chaparrón. La recuperó en el 13°, cuando Pérez, que había heredado esa posición, hizo una parada.

Desde entonces, fue la misma historia de las últimas fechas: fue agrandando la distancia, con una bandera amarilla de por medio (por un choque del estadounidense Logan Sargeant), mientras sus rivales luchaban entre ellos por el resto de las posiciones. Llegó a sacar 32 segundos de ventaja sobre Alonso, otro de los grandes protagonistas del día, pero la bandera roja que apareció en la vuelta 64, tras un choque de Zhou Guanyu contra la barrera en medio de un diluvio, hizo desaparecer la diferencia. Aunque no sufrió nada en la reanudación, a ocho del final y detrás del Safety Car: logró sacarle una pequeña ventaja al español y, sin DRS disponible, cuidó la posición hasta el final.

Alonso -elegido como piloto del día- fue el único que, por momentos, pareció tener lo necesario para darle pelea a Verstappen. Es que Pérez, aunque llegó a liderar, se equivocó con la estrategia de boxes, sufrió un despiste increíble poco antes de la suspensión y fue sancionado con cinco segundos de penalidad por exceso de velocidad en el pit lane (lo que le terminó costando el tercer lugar, que fue para Pierre Gasly).

El español, en cambio, fue mucho más consistente que el mexicano y, a los 42 años, consiguió su séptimo podio de la temporada (el primero después de cuatro carreras) y el 105° de su carrera. «Fue una carrera muy intensa, con las condiciones de lluvia fuimos muy, muy rápidos. El coche voló, estuvo muy competitivo y fácil de conducir. En estas condiciones necesitas un auto en el que puedas confiar, y hoy confié en él», comentó el dos veces campeón.

«Venir a este circuito es siempre especial, hay mucha energía, aunque te obliga a estar muy concentrado siempre», agregó el asturiano, que se llevó además el récord de vuelta (el 24ª de su trayectoria, 20 años después del primero). Y, feliz con su rendimiento, hasta se animó a bromear: «Pensé en intentar una maniobra en la última reanudación, pero después me dije que si lo hacía, quizás no salía del circuito. Así que me quedé tranquilo en el segundo lugar».

Al inoxidable Alonso no le alcanzó para desafiar a Verstappen. El neerlandés, más cómodo que nunca ante su público -que a pesar del viento y la lluvia, no paró de bailar, alentar y celebrar-, volvió a dominar en la pista, festejó una victoria récord y estiró su ventaja en el campeonato (que ahora es de 138 puntos sobre Pérez). Intratable, está cada vez más cerca de su tercer título y sigue escribiendo, carrera a carrera, la nueva era dorada de la Fórmula 1.

Mirá también